Podemos leer en la web de El País un interesante reportaje acerca del trabajo de un grupo de investigadores belgas, que han conseguido producir el primer microprocesador de plástico del mundo.
Este gran éxito se debe a la utilización de nuevos materiales, como el grafeno, el siliceno (derivados del grafito y el silicio) o los polímeros conductores que van a revolucionar la electrónica de consumo al permitir construir baterías flexibles, procesadores más rápidos y pantallas transparentes más finas que el papel.
Este microprocesador de plástico tiene una pega: es 1.000 veces más lento que un chip de silicio, el material que se utiliza actualmente en todos los aparatos electrónicos. Sin e,bargo, compensa este defecto con dos grandes ventajas: se puede enrollar, es flexible y muy barato. Los expertos belgas apuntan que determinados polímeros orgánicos servirán para diseñar tabletas plegables en cinco años.
Además, científicos de la Universidad de Aalto (Finlandia) y Nagoya (Japón) han obtenido procesadores de plástico y a bajo coste. Samsung, LG o Toshiba, que compiten por crear pantallas flexibles y transparentes, están interesados en su aplicación industrial.
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